Esta maestra
portugaluja de familia burgalesa, empezó su vida profesional en 1927 como
maestra auxiliar, al inaugurarse el colegio Maestro Zubeldia, donde la titular
Dª Amalia González Astobiza, atendía tres aulas de niñas. Ocupó este puesto en
distintos periodos, y aunque hizo oposiciones, la escasez de plazas no le
permitió hacerse con una fija.
En 1930 se casó con
Pedro Madariaga Recalde. Ella era de ideas republicanas, en contraposición a
las de su familia, monárquicos y nacionalistas por parte de su marido, con lo
que la llegada de la República refuerza sus ideas e ilusiones. Al nacer su hija
en 1931, pide el cese voluntario de su puesto y tras unos meses dando clases en
Las Arenas, en 1933 consigue la plaza de Maestra Nacional pero lejos de la
Villa, correspondiéndole el puesto en el pueblecito cántabro de Silió, donde se
trasladó con su hija, Lolita, teniendo que separarse de su marido, que seguiría
en Portugalete.
Con la guerra, no
siendo recomendable regresar, se queda sola en dicho pueblo donde nacería en
1936, su segundo hijo, Pedro, mientras su marido que trabajaba en los
remolcadores, a la caída de Bizkaia tiene que huir embarcando como marino en
barcos neutrales. Finalizada la guerra, ella volvería a Portugalete impartiendo
clases en las escuelas del Campo y después, durante más de dos décadas, en el
Colegio Maestro Zubeldia, mientras él se encontraba en Europa donde llegó a
estar internado en los campos de exterminio de Mauthausen y Dachau.
En los 12 años en que
su marido estuvo exiliado, Doña María, arrostró las penalidades propias de
aquellos años de posguerra, teniendo que sacar adelante a sus dos hijos con su
escaso sueldo de maestra, lo que no le permitiría que su hija fuera también
maestra, aunque si pudo que su hijo menor obtuviera el título de ingeniero. Su
figura nos sirve como ejemplo de aquellas recordadas maestras de la república.